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viernes, 11 de junio de 2010

DESPUES DE...

Después de cinco años he vuelto a retomar lo que nunca debí dejar, la escritura.

Cuando mi edad rondaba los diez y siete, publique “Un Ángel Moderno”, una novela con sabor de comedia, la cual lleno de satisfacciones mi vida, pues fue como un hijo al cual se le crea con todo el amor y que cuando llega al mundo trae con sigo la expectativa de como será; la realidad inexistente de la vida después de la muerte nos transportaba a las cómicas situaciones de Víctor, el personaje principal de la novela. Ahora retomo la pluma para dar a mis lectores lo mejor de mi, los sentimientos plasmados en el papel, la pubertad literaria que empiezo a vivir me guiara a una total madurez en la cual espero encontrar un culmen total como artista de la pluma; no sin dejar a un lado el único propósito por el cual escribo, demostrarle a la juventud que dentro de cada uno hay un valor inexplorado y del cual podemos sacar el mejor provecho.

Nuestra ciudad cada día crece más, su desarrollo como capital es exorbitante y el que estemos en la zona cafetera la hace más propensa a poblarse día a día.

Los emigrantes de diferentes partes traen culturas distintas y la nuestra se desintegra; la juventud se le esta yendo de las manos a los padres, el orientar y sacar un hijo adelante en estos tiempos en ocasiones puede convertirse en la peor pesadilla.

Hablemos de porcentajes, el 70% de la juventud esta caminando a pasos agigantados hacia su desintegración en el aspecto familiar, espiritual y físico; sólo ese 30% restante a tomado el camino que posiblemente le traiga la felicidad en su bienestar.

Observó con tristeza la crisis que se esta presentando no sólo en Pereira sino también en mi amado país.

Desafortunadamente es poco el amigo con que se puede contar, pues están ocupados enviando su mente a la onda de la destrucción, o perdiendo su tiempo en un esquina con una barra de patanes mirando cual jovencita será la seleccionada para que con sus grotescas palabras sus oídos se contaminen con ese vocabulario inexistente en la cultura.

Pero más tristeza tengo, de haber podido superar esta etapa y de mi mano no llevar si

quiera un sólo joven que estuviese envuelto en dicha situación.

El perderse tal vez no sea sólo de amistades y en ese sentido evadir el dicho “una naranja podrida pudre a las demás”; es solo cuestión de tener esa fuerza de voluntad, una madurez que le ayude a combatir todas estas plagas, distinguir que me hace mal y que puedo hacer para estar bien. Una buena orientación en el hogar que sirva para que el joven la sepa apreciar.

Conozco algunos hogares que no han sido la excepción, pero cuando se tiene esa madurez y esa visión de hacer el bien el muchacho saca la cara por este hogar.

En la época de la pubertad y ya acercándose a la mayoría de edad el joven se esta preparando para darle un rumbo a su vida, y sabe que la droga es la peor auto destrucción, que cuando se cae en sus garras posiblemente no se salga de allí y sabes que estarás bien por unas horas pero luego la desesperación pondrá fin a la razón.

¿Entonces que decisión tomas?.

Quisiera pedir mas reflexión, más amor a uno mismo para descubrir valores con los cuales nos hagamos un bien y se sientan orgullosos y satisfechos de nuestra labor.

Tal vez me halla salido del contexto del que trata esta obra, tal vez halla manchado páginas que estaban hechas para transmitir amor; pero posiblemente este camuflando en este libro la cruda realidad que vivimos y tal vez a uno que otro lector le toque el corazón y quizás aún mas adelante ya no se escriban letras de horror, mas bien LETRAS SALIDAS DEL ALMA.

El autor

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