Hay riquezas carísimas y riquezas baratas. La más grande y barata de las riquezas es, por ejemplo, la amistad. Un buen amigo vale más que una mina de oro. Sentirte comprendido y acompañado es mayor capital que dar la vuelta al mundo. Un corazón abierto es un espectáculo más apasionante que las cataratas del Niágara. Alquién que nos ayude a sonreír cuando estamos tristes es más sólido que mil acciones de bolsa. !Y que barato sale tener un amigo! Cuesta menos que una cerveza, menos que una barra de pan. !Y es más sabroso! Lo pueden tener los pobres y los ricos y casi les es más fácil a los primeros. Hay amigos en todas partes, de todas las edades, de mil ideologías, de muy diversos niveles culturales.
Quién sabe si cuando todos vayamos siendo pobres descubriremos mejor esa propiedad milagrosa de la amistad con que no contábamos.
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