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miércoles, 30 de junio de 2010

Un claro ejemplo


Juan Pablo II el trece de mayo, mientras era llevado desangrándose al hospital, repetía: “María, Madre mía -cuando ya se sintió curado exclamó: “alguien disparó pero la Virgen María dirigió la bala para que no me afectara en ningún sitio donde pudiera quitarme la vida”. Y al año preciso del atentado, el trece de mayo de 1982, se fue con dos millones de fieles a Fátima a darle gracias a la Virgen. Con un cirio en la mano y un rosario en la otra recorrió la inmensa plaza cantando con su poderosa voz el “Ave, ave, ave María”, y exclamó por dos micrófonos: “Yo soy un milagro de la Virgen María. Hace un año me

dispararon para matarme, pero era la fecha y la hora en que ella se apareció en Fátima, y la Madre Santísima me salvó la vida”. Ese día estuvo 45 minutos de rodillas ante la imagen de la Virgen de Fátima dándole gracias.

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